lunes, 4 de febrero de 2008

INVENTORES ( I I )

Para T.A.C.

Otro inventor, del nunca bien ponderado barrio de “La Paternal”, fue Ignacio Tranca.
A diferencia de otros colegas suyos, Ignacio era más completo, porque aparte de desarrollar nuevos artilugios, también se había inventado una nueva profesión. Su actividad principal —con la que se ganaba el puchero— era la fotografía. Tenía un local donde atendía sus clientes de fotos carnet, pasaportes, casamientos y otros acontecimientos.

Un buen día se dijo: —yo también soy Director de Cine. Y lo peor de todo, fue que se lo creyó.
Se sabe que todo Director consagrado —como él decía que era— siempre tiene a su disposición un buen Guionista y un Productor solvente: pero no era ese el caso, ya que Ignacio debió escribirse sus guiones, juntarse los pesos para afrontar los gastos de sus proyectos y, por supuesto, dirigirlos.

Como era hombre de escasa cultura, los guiones eran simplotes y estúpidos, por decirlo suavemente. Por carecer de dinero, sus producciones eran miserables y, por falta de tiempo, sus direcciones eran discontinuas y erráticas.

La duración de los rodajes se prolongaba durante años; sus actores a veces fallecían en la mitad del baile, por lo que había que sustituirlos por otros disfrazados de los difuntos. Y hasta hubo una vez, en que el propio Ignacio sustituyó a un muerto. Así salio la escena.

Con todo, nuestro héroe llegó a filmar tres largo-metrajes, una hazaña sin parangón dado lo dicho más arriba.

En una oportunidad, se debió filmar una escena en medio de un campo. La buena técnica indicaba que era conveniente filmar primero y luego doblar los diálogos en Estudios; pero a falta de dinero, hubo de hacerse todo a la vez. Para que en la banda sonora del film no se escuchara el ruido del motor de la filmadora, esta debía ser aislada. Por carecer de efectivo —¡la pasta, siempre la pasta!—, Ignacio inventó una "aislación", que no fue otra cosa que un enorme ropero, donde el cameraman se encerraba, y desde allí filmaba. Hubo que llevar el ropero al campo —con todo lo que ello implicaba por su enorme peso— pero luego allí, por falta de movilidad del mueble, se registraron todas las escenas desde el mismo ángulo, con lo que aquello resultó una reverenda porquería.

En otra ocasión, y luego de haber terminado un filme que, por supuesto, ningún Exhibidor quería proyectar, se dirigió al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata que se celebraba cada año. Allí, en la Muestra Paralela, logró que el representante de Polonia —a la sazón bajo el Comunismo— viera su película con vistas a una posible compra. Finalizada la exhibición, este le dijo: “Vea mi amigo; que un camionero pierda su camión y que los compañeros del sindicato reúnan dinero para comprarle otro, es una irrealidad. ¡Eso no pasa ni en Polonia!”. Se había inventado la fantasía que detrás de la Cortina de Hierro, una idea como la suya podría tener éxito.

Pero probablemente, la situación más patética se vivió con un Titulador. Su función era la de dibujar los títulos que presentan cada film. Era un italiano que se presentó semi borracho a realizar su trabajo. La actriz se llamaba María Katz, y el muy desgraciado —por su estado o por hacer una broma— pintó María Catzo (polla, en italiano). Ninguno reparó en el error por aquello de que los títulos de las películas nadie los lee. Y el día de la exhibición privada, nada más comenzar el filme, estalló una carcajada generalizada entre los asistentes, e Ignacio recién se dio cuenta del fallo.
Por supuesto, María se sintió humillada, rompió a llorar y se fue. Por falta de dinero ese título nunca pudo arreglarse, y lo mas triste del caso es que —por primera vez en su vida— Ignacio no pudo inventar nada apara salir airoso del trance.

4 comentarios:

bastekcat dijo...

No se el porcentaje de realidad que tiene tus historias, pero son todas deliciosas.
Magnifico elenco de personajes.
Por cierto gracias por tu carta privada, veo que andamos todos más o menos en la misma onda. ¿Casualidad o probabilidad?.

boticcario dijo...

Firebrand, me vas a perdonar la expresión, muy del uso en España, ¡Eres el puto amo!

Firebrand dijo...

Amigo Boticcario:
Yo no nací en España, puto no soy, pero puto amo, no lo entiendo.
¿que has querido decirme?

boticcario dijo...

jaajaajaa. Es un piropo.

Esa expresión viene a significar que eres el número uno.

Aquí se usa bastante, sobre todo entre la gente joven.

La primera vez que la oí (y supongo que salió de ahí) fue en la película "Austin Powers", donde Austin se la dice a si mismo constantemente.

Un abrazo