Uno de mis abuelos era médico. El otro no.
Mi abuelo médico trató a mi otro abuelo de su incurable enfermedad. No consiguió salvarlo. Mi madre quedó huerfana en la niñez.
Cuando mi padre está en plan sarcástico, y le preguntamos que le enamoró de mi madre, riéndose responde: "Alguno de los hijos de mi padre tenía que enmendar su error, y a mi me tocó la pajita más corta"
viernes, 15 de febrero de 2008
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4 comentarios:
En mi familia ocurrió algo al estilo—esto es verídico— cuando un tio lejano se presentó a pedir la mano de una de varias hermanas. El padre le dijo que esa no, que había otra hija mas mayor esperando en turno, y que se debía respetar el orden. Y el "enamorado" aceptó. Después no entendemos porque las mujeres nos tienen bronca.
Desde luego las historias no tienen desperdicio. Yo tengo otra:
Allá por los años 30 un hermano de mi abuelo que era muy tímido llevaba rondando a la misma chica más de tres años sin atreverse a acercarse y sin decir una palabra.
Una tarde a la salida de misa, coinciden los dos junto a la pila del agua bendita. Él introduce la mano y moja sus dedos. Entonces la extiende para ofrecerle a ella una gota. Ella roza sus dedos, se santigüa con el agua bendita y responde. "Sí quiero".
Debido al atrevimiento de la joven la boda tuvo que celebrarse en dos semanas, para acallar las malas lenguas.
Esta muchacha era más bién de esta época y no del siglo pasado. ¡Que ingenio! ¡Si quiero! Histórico.
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