lunes, 25 de febrero de 2008

LA GUIA TURISTICA DE LA PATERNAL



Como se ha dicho, las gentes del barrio de La Paternal siempre intentaron sobresalir con sus obras en comparación con las de otros barrios. No era ello síntoma de un complejo de inferioridad, al contrario, decían los vecinos, era una forma excelsa de honrar al barrio de sus amores.

Unas anónimas mentes preclaras pensaron que el lugar tenía enormes posibilidades turísticas, ya que en su ejido había sitios y monumentos que podían ser considerados históricos. La mejor forma de promocionar al barrio —se les ocurrió—, fue escribir una Guía Turística del mismo. Pero como queda dicho debía ser una obra diferente a la de otras barriadas.

De esa forma se estableció un proyecto ambicioso-estrafalario, ya que en la Guía deberían constar no solo calles, hoteles, terrenos baldíos, kioscos, comercios, etc., sino también, los pavimentos rotos y cuarteados, los pozos y baches de las calles, las zonas que se inundaban en los días de lluvia, las esquinas donde paraban los muchachos, las bocas de tormenta, perros, gatos y plantas del lugar y un extenso etcétera.

De aquel impresionante proyecto solo alcanzaron a escribirse alguno capítulos —producto del entusiasmo inicial—, ya que sobrevinieron peleas, aburrimiento, desaliento y negligencia, de forma tal que los trabajos realizados se perdieron casi totalmente. De algunos retazos que quedaron por ahí tirados, podemos hoy reconstruir lo que fue aquella fantástica Guía de Turismo.

LOS EJIDOS HERMANOS
Por convenio especial el Barrio de La Paternal y el pueblo de Grazalema, en Cádiz, Andalucía se proclamaron Ejidos Hermanos, porque una española llamada Aseret, natural de ese pueblo, fue la Musa de La Paternal. El pacto hablaba de “estrechar los vínculos de hermandad entre las dos comunidades, proveer a la defensa común y promover el bienestar general”. En realidad nadie lograba entender que aplicación práctica podría tener un acuerdo de esa laya, salvo el de aparentar y mandarse la parte. Lo cierto es que las comunidades no observaron el precepto del Martín Fierro—los hermanos sean unidos /pues esa es la ley primera..—se enemistaron, luego pelearon y terminaron declarándose Ejidos Enemigos.

EL ASILO SAN MIGUEL
En el sector del barrio conocido como La Paternal Chica existía un establecimiento carcelario sui-generis. Allí cumplían condena de hasta 30 días de arresto —aplicadas por el Jefe de Policía—mujeres que eran sorprendidas en la calle ejerciendo la prostitución. Patinando, en el lenguaje de Buenos Aires. La moral de la época creía ingenuamente, que después de ese castigo, las “chicas que fuman” desertarían de su actividad. Durante el día las niñas permanecían encerradas al cuidado de una monjas que las asistían en diversas labores de manualidades, pero de noche se escapaban a la calle a traves de un boquete abierto en el muro de la prisión.
Debido a que no podían alejarse demasiado, patinaban por los alrededores del Asilo. El caso era que la zona era invadida por automovilistas que en sus autos-hotel disfrutaban de los servicios de las niñas. El inusitado movimiento trajo la apertura de bares, restaurantes, kioscos y demás yerbas. Había días en que el lugar parecía el Carnaval de Río de Janeiro. Se justificaba su inclusión en la Guía, por su animación.

EL CLUB DE LOS MINUFOS
Fue un de los primeros establecimientos abiertos para homosexuales, cosa que en su momento generó una tremenda oposición en el Barrio, pero que al final no pudo ser clausurado. Era un club privado que no molestaba a nadie, ni siquiera tenía vidrieras a la calle. Visto desde fuera parecía un depósito de mercaderías. Era muy concurrido, sobre todo por gentes de otros barrios, que podían allí —lejos de sus vecinos— salirse por unas horas del armario. Las veladas eran formidables, con bailes de disfraces y total libertad de actividades. El punto culminante de la jarana era un sorteo que se realizaba casi al concluir la fiesta. El premio era pasar la noche en el hotel Sheraton con un putito joven, de 15 o 16 años, vestido primorosamente de niña, acicalado, peinado, perfumado.
Un bomboncito. Los apostadores —“los bufas”en la jerga— se enloquecían por el premio, lo que hacía subir el valor de los boletos. El Comisario de la Seccional de Policía advirtió que si no lo “arreglaban“ procedería a clausurar el local, bajo la acusación de “realización de sorteos clandestinos”.(Art. 236 Del Código Penal).

LA CANCHA DE ARGENTINOS JUNIORS
La Asociación Atlética Argentinos Juniors alma mater del fútbol de La Paternal tenía su campo de juego en el corazón del barrio. Hoy se ha transformado en un miniestadio, pero antiguamente era una cancha de fútbol rodeada de tribunas de madera.
Aquello era muy precario, el terreno tenía 100mt. de ancho por 100 mt. de largo. El terreno de juego lo ocupaba casi todo, por lo que quedaba poco lugar para las tribunas, que eran solamente tres. Debajo de las tribunas había unas infames instalaciones, varias boleterías, baños, un bar desastroso, vestuarios y algún que otro depósito.
La Comisión Directiva se reunía en una café del barrio de Flores, para que sus deliberaciones fueran algo mas reservadas. Pero un día fueron localizados, y los días jueves —días de reunión—el bar se llenaba de hinchas del club, que iban a “orejear” las charlas de los Directivos. Debido a ello se resolvió realizar las Juntas en una de las boleterías de la cancha. Pero ello no sirvió de nada, los socios escuchaban a través de las ventanillas de las boleterías y, media hora después que finalizaba una reunión secreta, todo el barrio estaba enterado. Realmente aquellas Comisiones eran transparentes por la fuerza. Nunca pudieron engañar a nadie.

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