jueves, 24 de enero de 2008

Simba

Iba a realizar mi primera entrada hablando de los Bardem y de los artistas en general, pero la verdad, es que me ha parecido mal comenzar criticando.

Así que he decidido contar una anécdota que tuvo lugar hace muchos años.

A poco de casarme, mi mujer tuvo morriña de tener un gato, así que fuimos a una tienda de mascotas (teníamos una mala experiencia con un gato callejero) y compramos a Simba. Una gatita siamesa.

Un día, en el que yo me encontraba en la oficina, llamó mi mujer muy alterada y llorando a moco tendido. En medio del llanto, solo atiné a entender Simba y lavadora. Como trabajaba a cinco minutos de mi casa, me acerqué allí y me encontré a la gata (que tendría dos o tres meses) completamente empapada y tiritando de frío.

La historia es la siguiente. Mi gata en su relación con nosotros parecía un perro. Nos seguía a todos lados. Se subía a nuestras rodillas a dar y recibir cariño y cuando la llevabamos al campo, no se separaba ni dos metros. Ese día, probablemente se metió entre la ropa para lavar, y acabo en la lavadora. Una vez se puso ésta en marcha, mi mujer se fue a planchar y, a los cinco minutos, al no ver a la gata a su lado empezó a buscarla sin éxito. Cuenta que, en una de estas, oyó un maullido lejano y, claro, como nuestra casa de 60 m2 no daba para mucho, empezó a buscarla en cajones y armarios intentando seguir el sonido cada vez que lo oía. Así llegó a la cocina, y al escuchar de nuevo el maullido, ahora más nítidamente, dirigió su mirada a la lavadora y vio Simba, girando como en los dibujos animados. Por supuesto paró la lavadora, pero ya sabéis, que el programa de seguridad de éstas impide que se pueda abrir hasta pasados 3 minutos. Así que alli estaban las dos. Una empapada deseando salir de aquel zulo y, la otra, nerviosa y llorando, pensando que se había cargado al animal.

Lo mejor de toda la historia, es que cuando la llevé al veterinario y le expliqué todo lo que había pasado, el hombre sin inmutarse lo más mínimo (vamos como si fuera la cosa más normal del mundo) me espeta: ¿Pero ha centrifugado? No pude evitar partirme de risa imaginando la situación.

En fin, esto me ha venido a la cabeza, porque este fin de semana, estaba mirando fotos viejas y vi a Simba. Mi primera "hija"

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