martes, 29 de enero de 2008

Porqué aprobé química

De batallitas de estudiante el mundo esta lleno, ya lo sé, pero a raiz de la entrada de Noa, he recordado como aprobé química en primero de farmacia.

Se acercaba el examen de septiembre (de los intentos de febrero y junio es mejor no hablar), y las expectativas se reducían a un nuevo suspenso. En estas estabamos, cuando un amigo estudiante de ingenieria, me ofreció una calculadora-ordenador. Vamos, lo que ahora sería una antigualla y en aquella época era el no va más de la tecnología. La calculadora tenía una memoria de 48k (¡¡¡¡¡48K!!!!!, supongo que hoy hasta un silbato tiene más memoria), que funcionaba de la siguiente manera:
En circunstancias normales, la calculadora ofrecía una serie de funciones básicas, como logaritmos, derivadas, la tabla periódica de elementos y otras más. Funciones que "desaparecían" a medida que se guardaban datos hasta completar las 48k disponibles y que volvían a aparecer en caso de reseteo del disco duro o de eliminación de los archivos creados.

Por supuesto, toda la información que introduje, hizo que esas funciones quedasen completamente inactivadas. El examen comenzó y yo, feliz como un niño, copié y copié y copié.
Cuando quedaban 2 preguntas (curiosamente la prueba constaba de 12), alcé la vista y descubrí horrorizado, que una profesora cuidadora, había reparado en mi calculadora, y tras consultarlo con un compañero, comenzaba a revisar todas los instrumentos electrónicos del alumnado. Como yo estaba en cuarta o quinta fila, no puso empezar directamente por mi (o fue muy lela, no lo sé), así que opté por la única opción que me quedaba, que era pinchar con el boli, el punto de reset de la memoria. Esto me lo había explicado mi amigo, pero no había tenido la oportunidad de verificar su correcto funcionamiento.

La escena que siguió a continuación fue digna de una película. Cuando llegó a mi lado, la sádica sonrisa de la profesora, fue lo único que ví. En un rápido movimiento, cogió la calculadora y a voz en grito exclamó: ¡He pillado una, he pillado una!. Imaginaos la situación. Septiembre. Cuatro de la tarde Un calor de justicia. Cien alumnos mirándome con la conmiseración de quien mira a un reo condenado y un cuerpo técnico feliz de haber pillado al tramposo, justificando así la tarde perdida en el aula.

Con voz queda, y haciéndome el idiota, dije: "Es solo una calculadora. No sé usar la memoria"

Entonces, ocurrieron tres cosas. Una tuve suerte, dos tuve mucha suerte y, tres, tuve muchísima suerte.
Tuve suerte, porque para demostrarle que no tenía nada en la memoria utilizada como chuleta, tuve que acceder al disco duro sin saber si este se habría formateado, cosa que, afortunadamente, había sucedido.
Tuve mucha suerte, porque al liberar la memoria, quedó operativa la función de tabla periódica de elementos, que, curiosamente, necesitaba para las dos últimas preguntas del examen.
Y, por último, tuve muchísima suerte, porque la profesora no tenía ni idea de manejar esas calculadoras, por lo que no profundizó en ella y no me pudo suspender por esa tabla periódica, que sí podía haber sido utilizada como acusación, pese a haber estado deshabilitada durante todo el examen.

Lo más injusto de todo, es que con un examen perfecto, tan solo me pusieron un suficiente.

3 comentarios:

bastekcat dijo...

Si yo hubiese escrito esta noticia se titularía: "¿Por qué suspendí la Física?".
Sucedió en 2º de BUP. (Si de BUP, ya se que soy muy vieja). Jamás había hecho una chuleta, pero la Física era superior a mis fuerzas. LLegué al examen con el tiempo justo, me senté tan deprisa y tan nerviosa que no sabía donde guardarlas, así que las metí bajo los folios.
Claro que aquello parecía una compresa con alas debajo de un tanga. Y es que mis chuletas eran de buey tamaño familiar.
Dos y dos cuatro, no hicieron falta más de 2 minutos para conseguir mi primer record:
Suspender la Física hasta Septiembre, en octubre del año anterior.

Los Caballos de Troya dijo...

He leído todas vuestras entradas y me gustan mucho. considero que es un blog con mucha categoría.

Os he descubierto porque también leo a Diógenes.

Yo, mi amigo de ciudad y mi primo también nos dedicamos a contar historias y pensamientos.

Os invito a entrar en él.

Un saludo
Alfonso de Barcelona

Firebrand dijo...

¡Que injusticia un aprobado! Por lo menos el Premio Nobel de Química.