miércoles, 30 de abril de 2008

LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRIA

* Para María, de Madrid, divulgadora en la red del conocimiento científico.
* Para quienes siempre nos leen y nunca nos comentan.


Solo en un momento de la historia pasada hubo la promesa de una civilización científica brillante. Era la beneficiaria del despertar Jónico y tenía si ciudadela en la Biblioteca de Alejandría, donde hace 2.000 años las mejores mentes de la antigüedad establecieron las bases del estudio sistemático de la matemática, la física, la biología, la astronomía, la literatura, la geografía y la medicina.

Todavía estamos construyendo sobre esas bases. La Biblioteca fue construida y sostenida por los Tolomeos, los reyes griegos que heredaron la porción Egipcia del Imperio de Alejandro Magno. Desde la época de su creación, en el siglo III A.C. hasta su destrucción, —siete siglos mas tarde— fue el cerebro y el corazón del mundo antiguo.

Alejandría era la capital editorial de aquel mundo. No había entonces prensas de imprimir, los libros eran caros y cada uno se copiaba a mano. La Biblioteca era depositaria de las copias mas exactas de ellos. El arte de la edición crítica se invento allí. El Antiguo Testamento ha llegado hasta nosotros principalmente a través de las copias griegas hechas en la Biblioteca de Alejandría.

Los Tolomeos dedicaron gran parte de su enorme riqueza a la adquisición de todos los libros griegos y a las obras de Africa, Persia, India, Israel y otras partes del mundo. Estos reyes no se limitaron a recoger el conocimiento existente, sino que animaron y financiaron la investigación científica, y de este modo generaron nuevos conocimientos.

Los resultados fueron asombrosos. Eratóstenes calculó con precisión el tamaño de la tierra. Hiparco anticipó que las estrellas nacen, se desplazan lentamente y al final mueren. Euclides creó un texto de geometría del cual la humanidad aprendió durante 23 siglos. Galeno escribió obras básicas sobre el arte de curar y la anatomía, que dominaron la medicina hasta el Renacimiento. Herón de Alejandría inventó cajas de engranajes y aparatos de vapor y escribió Autómata, la primera obra sobre robots.
Arquímedes, el mayor genio mecánico hasta Leonardo, nos dejó sus enseñanzas y el astrónomo y geógrafo Tolomeo, que compiló gran parte de lo que hoy es la Astrología.


Alejandría era la mayor ciudad que el mundo occidental había visto jamás. Gentes de todas las naciones llegaban allí para vivir, comerciar, aprender. Fue evidente que allí estuvieron las semillas del mundo moderno. ¿Qué impidió que arraigaran y florecieran? ¿A que se debe que Occidente se adormeciera durante mil años de tinieblas hasta que Colón, Copernico y sus contemporáneos redescubrieran la obra hecha en Alejandría?

No es posible dar una respuesta sencilla, pero es sabido que no hay noticia en toda la historia de la Biblioteca que alguno de sus ilustres científicos y estudiosos desafiara seriamente los supuestos políticos, económicos y religiosos de la sociedad. Se puso en duda la permanencia de las estrellas, pero no la “justicia” de la esclavitud.

La ciencia y la cultura en general, estaban reservadas para unos cuantos privilegiados. La vasta población de la ciudad no tuvo la menor idea de los grandes descubrimientos que ocurrieron dentro de la Biblioteca. La investigación les benefició poco. Los científicos nunca captaron el potencial de las máquinas para liberar a la gente. Los grandes logros intelectuales tuvieron pocas aplicaciones prácticas y la ciencia no fascinó nunca la imaginación de la multitud.

No hubo el necesario contrapeso al estancamiento, el pesimismo y la entrega mas abyecta al misticismo. Cuando al final de todo la chusma se presentó a quemar la Biblioteca, no hubo nadie capaz de detenerla.

Cherchez la femme

El último científico que trabajó en la Biblioteca fue una mujer llamada Hipatia. La Alejandría de su época —bajo el dominio romano desde hacía tiempo— era una ciudad que sufría graves tensiones sociales. La esclavitud había agotado la vitalidad de la civilización clásica. La creciente Iglesia Cristiana estaba consolidando su poder e intentando extirpar la influencia y la cultura paganas. Hipatia estaba en el epicentro de esas poderosas fuerzas sociales.

Cirilo, el Arzobispo de Alejandría la despreciaba, — porque era un símbolo de cultura y ciencia,— que la primitiva Iglesia identificaba con el paganismo. En el año 415 cayó en manos de una turba fanática de feligreses de Cirilo. La asesinaron, sus restos fueron quemados, sus obras destruidas, su nombre olvidado. Cirilo fue proclamado Santo.

La gloria de la Biblioteca de Alejandría es hoy un recuerdo lejano. Sus últimos restos fueron destruidos después de la muerte de Hipatia. Fue como si toda la civilización sufriera una operación cerebral infligida por propia mano, de modo que desaparecieron irrevocablemente la mayoría de los descubrimientos, memorias, ideas y pasiones de aquel tiempo. La perdida fue incalculable, algo pequeño pudo salvarse, en otros casos solo sabemos el nombre de las obras que fueron destruidas. De la mayoría de ellas no sabemos ni los títulos, ni los autores.

Como queda dicho, siguieron 1.000 años de oscurantismo religioso, y solo con el Renacimiento se quebró el pozo de sombra en que quedo sumida la humanidad. En los tiempos actuales, un renovado fundamentalismo místico-religioso, de origen Islamista, considera a todo Occidente como una nueva Biblioteca de Alejandría, y aspira en su locura, a destruirlo totalmente.

4 comentarios:

Maria dijo...

Magnífico resumen de una historia apasionante. Ardió la biblioteca como ardió Roma, nunca se sabe lo que puede pasar pero dos guerras mundiales terribles no han conseguido parar el progreso de la ciencia y el conocimiento. Besos
María
(¿acaso la María de Madrid de la dedicatoria?)

Firebrand dijo...

Efectivamente, la Maria de Madrid, de la dedicatoria.
Un abrazo.

boticcario dijo...

Fire, muy buen resumen. Que pena que gran parte del saber en ella acumulado haya desaparecido para siempre. Pero bueno, forma parte de la naturaleza humana destrozar aquello que nos pertenece como conjunto, y si no recordemos la destrucción de los Budas de Afganistan por parte de los talibanes.

Saludos

bastekcat dijo...

Siempre me ha impresionado la historia de Hipatia. Mujer inteligente y bella a la que pedían consejo sabios y de la que cuenta, rechazó numerosas propuestas de matrimonio por no abandonar su ciencia.
Su muerte quiso ser ejemplar para el resto de las mujeres, un aviso de lo que les esperaría si se atrevían a usurpar el poder masculino. La desollaron viva con conchas de caracolas, la crueldad contra las mujeres no es exclusiva de esta época, una lacra de la humanidad que debe concluir.
Un beso Fire por tus exquisitos relatos.