sábado, 31 de mayo de 2008

MI ÁNGEL PARTICULAR

Estoy segura de tener un ángel de la guarda velándome en las noches. Se sienta al borde de mi cama, en el espacio vacío e infinitamente pequeño que hay entre mi almohada y yo. Me susurra al oído cada uno de mis sueños, y me envuelve con sus alas…cálido abrazo justo antes del amanecer. Puedo sentir su aroma al despertarme, en ese momento en que el sueño y la vigilia se enredan y todo parece más suave y placentero. La mañana lo despierta también a él, que se despereza y me besa…millones de besos repartidos por mi piel.
Mientras me levanto se posa tras de mi y apoya su frente en el hueco olvidado entre mi cuello y mi hombro. En ese momento me transmite su pensamiento y su fuerza… y salto de la cama para comenzar un nuevo día.

Debo tener un ángel a mi lado, estoy segura… Que dibuja de colores mis mañanas, desde el rojo hasta el gris, que también es color.
Se sienta a mi lado para tomar el café y lo veo aspirar el vaho que sale de la taza con una mueca y un suspiro. Me río al verlo hacer ese gesto y le atuso un poco el flequillo. Entonces, se vuelve hacia mí y me dicta mil proyectos e ideas para el resto de la jornada… Para, para, jajaja, le digo…demasiado para un solo día… Todo buenas intenciones, algunas de las cuales van a esa papelera en la que he guardado desde siempre las sobras de mi vida…para cuando el cielo me regale el don de la ubicuidad.

Estoy segura de tener un ángel a mi lado…cuando me filtro menuda entre el tráfico de la mañana. Miles de coches, algunos adormecidos, que se entrecruzan conmigo…Entonces, él se sitúa a mi alrededor y se hace grande y fuerte…sus alas me envuelven y sus manos parecen multiplicarse por todas partes, parando los golpes…Me causa risa su pose, como si de un portero de fútbol se tratase…y le ruego…no te despistes un segundo…el destino y el azar anda jugando por ahí, ebrios y medio locos.

Durante el día mi ángel me acompaña a todas partes, estoy segura…anda delante de mí, apartando los mueble y las sillas, que a veces me voy tragando con las prisas…Cuando me ve bajar la cabeza me pellizca en el trasero y mi sonrisa se despliega dando los buenos días. Confieso que hay gente que no comprende que pueda estar repartiendo parte de su alegría tan temprano…y alguna vez le he preguntado por los ángeles de otras personas…pero se niega a contestar,… ( quizás corporativismo).
Poco a poco mi energía vital va disminuyendo, pero él se las arregla para de vez en cuando soplar en mi cuello e insuflarme de nuevo aire…a veces le he dicho que me siento como un globo que poco a poco se desinfla, jajajja,… Y el con un gesto caballeroso me mira, inclina un poco la cabeza y parece decirme…para eso estoy yo aquí…

Pero cuando de verdad estoy segura de tener un ángel a mi lado es al llegar la noche…Repasamos uno a uno los momentos y tachamos de la lista los objetivos cumplidos…Ahora tiene el gesto serio del contable, que no quiere que se le pase nada por alto…A veces me regaña, “eso no ha estado bien”…Otras me advierte, “ten cuidado con…”…También me da la enhorabuena, ”Has estado fantástica”…O simplemente me aconseja, ”Mañana deberías…”.
Después se recuesta entre mi almohada y yo…en el hueco mínimo y vacío que dejan entre sí los átomos…Y me acuna como a una niña. Besa mis párpados al cerrarse e impide que una sola lágrima escape…Ahora inspira el aire a mi alrededor y elimina la soledad y el desasosiego. Me canta en la oscuridad una nana de sonidos acompasados…Y se mete en mis sueños como protagonista envidioso y posesivo, para que yo no desee otro ángel a mi lado…

Y así, cada día al despertar, busco su rostro, su voz en los murmullos, su olor indescriptible,…y aunque pasen los días, los años y el tiempo deje huella en mi piel…Desde pequeña yo estoy segura de que está junto a mí.

Tengo un ángel a mi lado…y aunque no lo sepas…quizás seas tú.

sábado, 24 de mayo de 2008

RETRATOS EN LA PARED

Hoy hace un sol espléndido... pasó la larga noche de tormenta.
Temí que los rayos y la lluvia incesante inundara mi patio y alcanzara mis aposentos... pero cerré a tiempo mis ventanas y la lluvia solo me salpicó.
Hoy con la primera luz de la mañana me precipité de la cama y evalué los daños... nada importante...solo algunos desconchones en la pared.
Subo las escaleras contemplando los retratos salpicados de telarañas y motas de polvo que parecen hoy revelarse, como queriendo llamar la atención a unos ojos que las ignoraron.

Me detengo ante uno de ellos y el tiempo se paraliza...
.- Saludo con una sonrisa y un beso: “Hola Azul" ...y ella, mi fantasma particular, me devuelve el gesto. “Hacía tiempo que no hablaba contigo... como te va?”.
.- “Tan bien como te vaya a ti”, me responde.
El resto de mis retratos miran de perfil envidiando la atención... Más tarde estaré con vosotros...
.- “Veo que el día nos ha traído un poco de alegría... ¿no es así?”.
.- “Sí y ya sabes que tu alegría es la mía”, me dice ella.

Conocí a Azul en mi primera visita a la casa... Era una casa desvencijada, relegada al olvido, derruyéndose ante los avatares del tiempo. Pero ella estaba allí...
Sentí su tristeza, su soledad... y su color... desde entonces la llamo “Azul”.
.- “Quédate conmigo”, me pidió...”Devuélveme la alegría”...
Y desde entonces su vida es la mía.

La segunda vez que nos vimos le llevé un regalo... flores azules... una hermosa jacaranda que desde entonces nos ofrece cada año un par de ramos de flores azules, uno para ella, otro para mí.
.- “Gracias”, respondió...”Y ahora regálame tu risa, tu música, tus latidos... y deja que tu amarillo se funda con mi azul... “. “Serás feliz aquí”.
Y así fue desde entonces...

Aún no conozco su rostro, pero lo imagino, no hilo todos los detalles de su historia pero percibo su bondad.

Una vez una amiga me visitó... también ella la presintió y me desveló su misterio...
Nunca tuvo hijos y eso consumió su espíritu. Sus puertas estaban siempre abiertas a los niños de la calle, que aún recuerdan las meriendas que les preparaba...!deliciosos bocadillos de atún!...
Sus últimos años los pasó encerrada en su inmensa soledad...!Cuanta tristeza!.
La enfermedad hizo presa en ella y apenas podía andar. Recluida en su habitación contemplaba la llegada de la noche y esperaba ansiosa el nuevo amanecer... soñando con las risas y las palabras de amor, renovando cada día la esperanza para poder seguir viviendo, bordando pañales para los nietos que nunca tuvo...y allí se quedó eternamente...

Beso su retrato en mi pared, le quito las telarañas y acaricio su rostro difuminado...ahora me devuelve de nuevo su hermosa sonrisa....parece más joven.
.- “Lo he pasado mal viéndote llorar”, me dice. “Pero ahora percibo la llegada de un nuevo día”...y me devuelve el beso.
Nuestros colores se funden de nuevo...y de su azul y mi amarillo surge un verde luminoso...
“Hasta pronto amiga”.
Y continúo subiendo las escaleras. Mañana quizás me pararé ante otro de mis retratos, de mis recuerdos suspendidos en el tiempo...
Pero ahora voy a soñar.

viernes, 16 de mayo de 2008

El Baño (III)

Continuación de El baño (II)

A través de la ventana oía caer la lluvia del típico chaparrón estival. Le habían llevado allí después de sacarle de su involuntario encierro. Al principio se había sentido feliz y dichoso al ver la claridad después de tanto tiempo, sin embargo, apenas había golpeado la puerta haciendo notar su presencia en el servicio, notó que las cosas no eran del todo normales. En lugar de las esperadas voces de los chicos de almacén, la respuesta que recibió fue en un idioma de la Europa del Este. Las personas que se encontraban al otro lado de la puerta comenzaron a discutir entre ellos. Notó su nerviosismo ante la inesperada presencia que se habían encontrado en el cuarto. Finalmente, alguien con acento fuertemente eslavo se dirigió a él.

- “¿Quien está ahí?” – le preguntó.

Un sexto sentido aconsejó a Juanjo no desvelar a las primeras de cambio quien era. Había algo en aquella voz que le había resultado familiar, si bien no podía saber que le había llamado la atención. “Sí. Hola. Llevo encerrado en el baño desde el viernes por la tarde”- respondió -. “¿Ya es lunes?”

- “¿Eh? ... Sí, sí ... Lunes” – la voz mentía. Pudo percibirlo en la duda que se intercaló entre las palabras.

Oyó como desde fuera manipulaban el picaporte y mientras pensaba que hacer escuchó el inconfundible clic del interruptor y la luz volvió a iluminar la estancia.

La repentina claridad, abrasó sus ojos como si de una espada de fuego se tratase. El dolor le hizo trastabillarse y caer hacia atrás, quedando sentado en la taza del retrete, mientras, con sus manos, trataba de protegerse. En ese momento, la puerta se abrió, y una sombra se inclinó sobre él, asiéndolo de la pechera de la camisa y sacándolo fuera de la que había sido su prisión.

Le condujeron semiciego a un despacho que, por su disposición, reconoció como el suyo, antes de tener que volver a cerrar los parpados para resguardarse de la agresiva claridad y le sentaron en su sillón. Alguien preguntó algo y unos segundos después escuchó el sonido que producen los papeles al volar y el de un objeto que caía al suelo. Un momento más tarde, pese a sus protestas y de malos modos, pasaron sus manos por el respaldo del sillón y las ataron con algún tipo de cable. Asustado, escuchó como alguien corría la silla de invitados del despacho y se colocaba frente a él.

- “Abra ojos señor Sultan. No tenga miedo de mirarme” – era aquella voz conocida la que le hablaba. Sin embargo su tono no era para nada tranquilizador.

- “No puedo” – respondió incomodo-. “La luz. Me duelen mucho los ojos.”

Llevo encerrado en ese servicio sin luz desde el viernes. Aquí hay mucha luz y mis ojos me están matando. Me duele muchísimo. Apáguenla, por favor

Volvió a oír pasos, y un momento después, la luz halógena de la estancia fue cambiada por una luz indirecta de una lámpara de mesa.

- “¿Como han podido abrir esa puerta?” – se atrevió a preguntar mientras trataba de ir abriendo los ojos lentamente

- “Bueno, Sultan. En realidad no fue difícil ¿Sabe?. Si hemos podido entrar en esta oficina con sus medidas de seguridad, puerta de un baño no es muy complicada de abrir ¿No cree?” – como la mayoría de los exyugoslavos que había oído en su vida, la mayoría deportistas de élite, el español utilizado era amplio en vocabulario, pero carente de artículos

Por primera vez Juanjo se percató de que su interlocutor le conocía. “¿Quién es usted?” –inquirió mientras intentaba centrar la vista en él.

La luz de la lámpara giró y le dio de lleno en los ojos, haciéndole gritar de dolor.

- “No intente reconocerme Sultan. Yo se quien es usted y basta.” – Las palabras surgieron amenazantes de la boca de su captor-. “No se que hacia en servicio ni porque estaba encerrado, pero a mi me viene muy bien. Estamos aquí para robar caja fuerte de oficina, y usted nos va a ayudar”.

- “Yo,... yo, no... no me sé la combinación” – tartamudeó-. “No puedo ayudarles”

La luz volvió a alejarse dándole un respiro.

- “No, no, no, no” – Contestó la figura -. “No es así como se juega Sultan. Veo que no ha entendido reglas de este juego. Estamos aquí nosotros y usted. Nosotros somos varios y vamos armados. Usted está solo, atado e indefenso. No se haga héroe, porque nadie va a venir a ayudar.”

Hago mi pregunta, y esta vez no quiero mentira por respuesta. ¿Cuál es combinación de caja fuerte?

Juanjo bajo la cabeza, y aún sin abrir del todo los ojos, contestó. “No lo sé. Yo no soy el responsa....”.- El grito ahogó el resto de la frase. El meñique de su mano derecha presentaba una gran corte producido por un individuo situado a su espalda y cuya presencia le había pasado inadvertida hasta ese momento.

Escucho una risotada proveniente del individuo que tenía enfrente. Y recordó porque le parecía tan familiar su voz. Se llamaba Alexander y hasta mediados de mes había estado trabajando en el almacén como carretillero. Él en persona se había encargado de su despido cuando en una discusión con un compañero le había roto la nariz y la mandíbula con el toro de la carretilla. Reconoció su risa cuando se presentó en su despacho profiriendo todo tipo de amenazas contra su persona. Como se reía cada vez que le prometía todo tipo de vejaciones en cuanto estuviesen a solas. Y, desgraciadamente, ese momento había llegado. Desanimado se dio cuenta de que no iba a salir de allí. Hiciese lo que hiciese, aquel tipo no iba a permitirle que atase cabos y terminase por denunciarle. Nunca había sido valiente, pero percatarse de la realidad de su situación y oir preguntar “¿Duele Sultan?¿Duele?” con tono de mofa, le ayudó a decidirse. Si tenía que morir, por lo menos que fuese algo rápido.

- “Sí que duele, hijo de puta” –farfulló entre dientes. Un golpe, está vez en la cara, fue la contestación a su insolencia

- “Esto puede ser muy largo Sultan. O muy corto. Usted decide. ¡Déme combinación!”

Juanjo recitó la clave para abrir la caja fuerte. Todos, menos el individuo que se hallaba a su retaguardia, abandonaron la estancia y se dirigieron a la habitación que hacia las veces que almacén de artículos de papelería y en el que se hallaba la caja de seguridad.

Miró por la ventana. Ya podía ver con los párpados a medio cerrar. El aguacero comenzaba a remitir. Los cristales mostraban gotas que resbalaban, algunas cansinas, otras veloces, por él.

Una lágrima rodó por su mejilla. Compungido miró su despacho. Encima de la mesa estaba la foto de sus hijos. La había hecho hacía tres años, en una de las últimas vacaciones en familia. Les echó de menos. Nunca sabrían que en sus últimos momentos se había arrepentido del poco tiempo pasado con ellos. No conocerían a su padre como era en realidad. Sería solo un fantasma en su memoria. Una sombra en el tiempo.

Los hombres volvieron y le desataron. Alexander no estaba entre ellos. “Síganos”, le ordenaron, aunque la orden era superflua en tanto en cuanto le llevaban a empujones.

Entraron de nuevo en el baño. Alexander le esperaba con una desagradabe y macabra sonrisa en el rostro.

- “Señor Sultan, ¿Ya me ha reconocido, verdad? Dije que volvería a verme. He cumplido mi palabra. Su peor pesadilla ha regresado”

De un empujón le metieron de espaldas en el servicio del que le habían sacado un rato antes y le sentaron en la taza del water, enfrentándose a ellos. Vio como su antiguo empleado levantaba un revolver y le apuntaba.

La oscuridad regresó.

Epílogo

Javier Mencia salió con prisa de su despacho y se dirigió a los lavabos. Llevaba toda la mañana con ruidos intestinales que presagiaban una mala digestión y sus peores augurios parecían haberse hecho realidad. Atravesó la antesala, y llegó al servicio de caballeros. Intentó entrar en el primero que vio sin recordar que ya había intentado acceder a él tres veces en la última semana sin que pudiese abrir la puerta. Se dirigió al vecino hallándolo también cerrado, pero con una persona dentro que gritó “¡Ocupado!”. Ocurrió lo mismo en la tercera puerta, y solo cuando giró el pomo de la cuarta pudo respirar aliviado.

Al salir buscó a Mercedes, la persona del servicio de limpiezas que se ocupaba de los urinarios. Llevaba tan solo quince días en la oficina y eran poco los nombres que recordaba, pero el de Mercedes era uno de ellos. La encontró saliendo del despacho del antiguo Director Financiero.

- “Mercedes” – la llamó.

La interpelada dio un respingo. “¡Ay, por Dios! No me de esos sustos, por favor!”

- “Perdona si te he asustado”. – se disculpó.

- “Es que salir de este despacho me da muy mal yuyo ¿Sabe usted? Pienso en donde estará el señor Sultán y salgo aprensiva del todo”

Javier sabía a lo que se refería. Pese al poco tiempo transcurrido desde su incorporación, sus compañeros se habían encargado de contarle la misteriosa desaparición de Juan Jose Sultán a finales de junio y de los dos millones de euros para pagos a proveedores que había en la caja fuerte. No se había vuelto a saber nada de él, y tan solo una salpicadura de sangre coagulada en el anverso del respaldo de su sillón y un pequeño charco de sangre en la moqueta atestiguaban que algo raro podía haber pasado en aquel despacho.

- “No se preocupe” – dijo a la limpiadora -. “Solo quería saber si hay algún motivo para que la primera puerta del baño este siempre cerrada. ¿Esta averiado o algo así?”

La mujer le miró sin importancia. “¡Que va!” – exclamó-. “Se queda atascada así algunas veces. No se preocupé que esta tarde me paso a abrirla”

Javier se despidió de ella, y regresó a su rutina habitual. Media hora más tarde volvió el retortijón y con él una nueva visita al baño. Sin embargo esta vez iba preparado.En el bolsillo de su camisa llevaba un clip con el que forzar el picaporte rebelde.

Tras terminar con su tarea prioritaria se acercó a la puerta del servicio, e introduciendo el clip estirado a través del agujero del llavín, presionó la cerradura y con un clic abrió la puerta.

La fotocélula general se desactivo y la estancia volvió a quedar oscuras sobresaltando a su único ocupante. Javier se acercó a la puerta de acceso al área de servicios y con él se reactivo la luz.

El servicio que había estado inutilizado estaba igual que los demás. Javier le echó un breve vistazo y fue a lavarse las manos. No llegó a percatarse de que uno de las planchas del falso techo se hallaba ligeramente separada de la pared del servicio. A través de la rendija que dejaba, un ligero halo de luz iluminó el espacio muerto destinado a cañerías y cableados. Aquella luz alumbró tenuemente el cuerpo momificado que se ocultaba tras los azulejos, pero esta vez, sus ojos abiertos de par en par no se sintieron lastimados. Su mirada, congelada en el tiempo, se perdió una vez más en el infinito.

martes, 13 de mayo de 2008

Tejiendo palabras

Como está cambiando el mundo queridos amigos. Pensé que la era tecnológica no me afectaría, que solo era cosa de chiquillos enganchados a la play. Pero me equivoqué.


Ando rondando últimamente los inframundos de internet, hilando la hebra con cientos de solitarios nocturnos que caminan sin rumbo en busca de la felicidad.


Anónimos que expresan en una sola lengua múltiples situaciones con un mismo fondo común. Seres sin rostro ni edad.

Don Juan en los infiernos suplicando el perdón de una Ines utrajada. Eros desconsolado buscando a Psique que pena en los avernos su traición. Diana acorazada castigando el atrevimiento de un Orión enamorado. Hércules agotado por los años de múltiples trabajos. Penelope tejiendo palabras a la espera de su Ulises. Pandora tentadora conteniendo en su ánfora todos los males del planeta. Sátiros y faunos lascivos y voluptuosos. Y miles de modernos Robinsones, hombres y mujeres esperando la llegada de un barco.

Casados y casadas infelices, solteros y solteras cansados de hoteles a medianoche, hombres y mujeres a los que la naturaleza no dotó con el don de la belleza exterior, desterrados del hogar que vagan sin rumbo, divorciados y divorciadas que perdieron la estabilidad, almas moribudas que rondan las esquinas...Personas que expresan en una pantalla lo que en público jamás desvelarían, locos, bohemios, soñadores, parias sociales.... También depravados, inconscientes, lobos, miserables que perdieron por el camino su propia humanidad...


Desgranando en la noche uno a uno los sentimientos, para compartir en unas pocas líneas sin continuidad el hambre de compañía...Retazos de corazones en la sala de espera de alguna estación, esperando el primer tren.


Nos saludamos desde lejos y unas pocas palabras bastan para reconocernos y clasificarnos en grupos estables, para poco a poco enlazar nuestras vidas hasta sentirnos entre amigos.


Cuantos... ellos y ellas, tejiendo mentiras. Cuantos libros por escribir, cuantos caminos por trazar, cuantos sueños por cumplir,...resumidos en una sola palabra...Soledad.

viernes, 9 de mayo de 2008

ACERCA DE LAS SECTAS

1 - Introducción

Un buen punto de partida para abordar el fenómeno de las sectas, es posicionarnos a fines del siglo XIX y principios del XX. En aquella epoca soplaban los vientos fuertes del Positivismo y las sectas religiosas eran consideradas como subproductos de la ignorancia y la superstición, y en consecuencia, despreciadas. Y no solo las sectas, tambien las religiones históricas —"opio de los pueblos"—pronto iban a ser sustituídas por la consagración de la ciencia en todo el orbe. Esta era vista como una etapa lógica superior del hombre que tenía la misión de instalar sobre la Tierra el bienestar del cuerpo y del espíritu.

Ahora, a principios del siglo XXI, ya no se piensa igual. Se reconoce que mucho de lo que se esperaba de la ciencia respondía a una ilusión y una ideología. No se duda de sus meritos, de su gloria y de su imparable avance, pero se la evalúa con mas objetividad, y sobre todo con mayor
prevención. Los secretos de la vida y de la mente no son elementales, ni fáciles de aprehender. La ciencia tiene muchísimo camino por recorrer y el hombre tardará un tiempo inmedible en solucionar las causas que le impiden ser bueno y felíz.

Este repliegue de la arrogancia científica ha tenido sus consecuencias negativas, ya que el reconocimiento de la falta de omnipotencia del saber científico, ha arrastrado muchedumbres hacia los expedientes de la magia y la superstición. En efecto, la ciencia no ha logrado resolver las angustias fundamentales del hombre y, sabe Dios, cuanto tiempo tardará en acercarse, —no digo llegar— a semejante meta. Las multitudes humanas siguen padeciendo falgelos colectivos, enfermedades e injusticias de todo tipo—sobre la materia y el espíritu, —y solo encuentran consuelo en el pensamiento religioso, desde hace milenios.La actual parafernalia tecnológica encandila, marea, distrae...pero no sosiega al alma.

Y en el inicio del tercer milenio las grandes religiones deberían llevar a cabo una tarea enorme sobre millones de seres humanos sufrientes. Les cabe un papel destacado en la prédica, defensa y consolidación de la ética. Sin ética —sin ley— no será posible la sobrevivencia humana.

2) - Las sectas

Suelen manifestarse como desprendimientos de las grandes religiones, surgen como organizaciones rebeldes, competitivas y heroicas. Aunque aparentan similitudes con aquellas apuntan a direcciones distintas. En las grandes religiones existen redes que ligan a miembros y líderes en torno a principios largamente afirmados, que garantizan la responsabilidad, control y un catecismo previsible.

En las sectas predomina la subjetividad, el capricho y la tiranía del jefe terrenal. ¿Porque los hombres abandonan una religión determinada y se sumergen en el extasis de una secta? Lo hacen para salvarse de la pesadilla que los ahoga, se aferran al leño que los salvará del naufragio, se entregan a quien les asegura remedio inmediato. La religión que dejan no ejerce sobre ellos la misma seducción que una secta. Las grandes religiones institucionalizadas —no sus líneas fundamentalistas— suscriben el movimiento ecuménico y apoyan el derecho a la libertad de creencia; los movimientos seculares respetan y estiman las expresiones comunitarias. Ambos practican la valoración recíproca y exhiben una grandiosa conquista de la sensatez.


Pero la secta es otra cosa, equivale al uso y abuso por parte de sus dirigentes, de las emociones primordiales del hombre. Emociones que se activan con mecanismos de la regresión psíquica, en las que caen tambien los que dirigen. Aunque los matices de las sectas confunden, los rasgos compartidos son siempre los mismos: todas aprovechan la cuota de desesperación que exhibe un neófito y la disposición a la servidumbre espiritual que confiesa un adicto. Quienes se introducen en ellas están abrumados por angustias persecutorias y dentro de la secta buscan y obtienen alivio. La sugestión que a traves de la palabra, los ritos y ciertas actitudes del lider, les garantizan que — por fin —han encontrado a un hombre que los comunicará con Dios, e incluso logrará que este derrame sobre ellos soluciones inmediatas y rotundas.

En el interior de la secta se genera la negación maníaca del mal, actúa un mecanismo disociativo mediante el cual se expulsa el mal hacia afuera. Se acepta que el líder es toda santidad, poder y pureza. Se obedecen sin crítica cada una de sus indicaciones, sumergiendose los adeptos en las aguas profundas de una entrega sin reservas. Primero se comienza con indicaciones inocentes, y luego se prepara el terreno para órdenes mas difíciles de cumplir. Los rituales de purificación van desde la oración hasta el delito penal, y ayudan a expiar las culpas profundas que agobian a los fieles. En muchos casos se llega al suicidio colectivo, como ocurrió en Guyana, en 1978, con 913 muertos, o en Waco (Texas) en 1993, con 86 muertos.

Las tecnicas compartidas por las sectas religiosas apuntan a la exacerbación de los mecanismos regresivos, sin ningún control sobre sus consecuencias. El caracter colectivo de las reuniones facilita la vuelta a un pasado emocional remoto. Las conquistas de la racionalidad se sepultan,—de a poco, —bajo las capas de emoción primaria. Esto se acompaña con el peso de una jefatura autocrática y rígida. El amor de esa jefatura idealizada exige en contrapartida el sometimiento extremo, y el sometimiento es mas fácil de expresar cuando mayor es la arbitrariedad y la sevicia que la jefatura impone. Entre el lider y sus seguidores se establece una relación equivalente a la de una pareja sadomasoquista. Y los resultados no acaban bien como lo demuestran tantos casos. Ese viaje al submundo del pasado primitivo tiene sobrados elementos para desembocar en tragedia.